Buenas...

Leedme si queréis, no os obligo.

jueves, 9 de febrero de 2012

Prometo que la continuaré, pero mientras, me apetecía subirla.

Tantos años vividos, ahora
olvidados, enmascarados, tras tantos
litros de alcohol, te dejé sola
aún cuando no te merecía,
aún cuando decías que me querías
tras esas discusiones, entre llantos
y lágrimas y sueños rotos.

Soy el Miedo

Soy el grito que escapa de tu boca,
soy la lágrima que no consigues retener,
soy tu miedo a estar siempre sola,
soy tu angustia al ver que no vas a poder.

Soy el botón que activa la bomba,
soy la hoja de la navaja del tío que te apuñala,
soy todas y cada una de esas cosas,
soy el el terror, la ansiedad, tu fobia.


Soy el gatillo de la pistola, el niño que llora,
soy la sangre que brota de tu herida, herida
que tienes de aquellas veces cuando ya no puedes
más y dices "Hasta aquí hemos llegado" y cortas.

Soy el cuervo que mora tu ventana,
soy la aflicción que puebla tu mente,
soy la causa por la que no levantarás mañana.
Soy tuyo, de ahí no me mueves.

Una tarde conmigo mismo.

Y se siente esclavo de sis labios, de su olor, incluso del azul añil de sus ojos; de cómo le hizo sentir, y no puede parar de pensar en volver a sentir aquello otra vez. Y aún así hay algo que le tira para atrás, que hace que todo lo que importa en este mundo se reúna en una sola persona, en una sola situación, en una sola sensación, en un solo sentimiento. Y frente a la encrucijada, se queda quieto, tal y como está. Y ahí está la pregunta, ahí es dónde yo quiero llegar, ahí está el motivo de haberle robado esta tarde, Señor García: ¿Se ha quedado tal y como está porque se siente así mejor, o porque tiene miedo a arriesgarse?
Piense, medite, y me cuenta.

domingo, 5 de febrero de 2012

No me decepciones.

De estas veces que niegas algo. Aunque parezca verdad, aunque todas las pruebas indican que es verdad, sólo porque confías en esa persona. Y confías en que no será tan idiota, que no te decepcionará así. Que todo el mundo se equivoca excepto tú. Y aún así, sabes que lo más viable, lo más probable, lo más absolutamente razonable, es que tengan razón y no lo quieras admitir. Por miedo. Miedo a no conseguir lo que siempre te has propuesto: Hacer feliz a todo el mundo a tu alrededor. Y ha llegado ese momento que tanto has temido. Ha llegado el momento en el que dos situaciones son opuestas. Y tienes que decidir a quién hacer feliz. 
¿Sabrás hacer esta decisión? Claro que sabrás, no te queda otra, pero... ¿Lo harás bien?


Por eso, por todo este miedo, confías en que los demás estén equivocados. En que sólo tú tienes razón. En que eres superior a los demás. Pero en el fondo, en el verdadero fondo, sabes que no es verdad. Sabes que tienen razón, aunque nunca lo reconocerás. Eres mejor que eso. 






Bueno, esta ha sido la primera vez que he escrito exactamente lo que siento. Necesita una revisión, acabo de escribirlo y estoy saturado. 

Si ve María que he escrito algo en segunda persona me mata. Con las veces que lo he criticado. Pero me ha salido solo.